Antes de pasar un fin de semana en Portugal, hay algunas consideraciones que debe tener en cuenta. Hablamos de los preparativos previos a un viaje de fin de semana a Lisboa.

Preparativos

La primera es que, al igual que en Gran Bretaña, en Portugal la hora oficial es una menos que la del resto de Europa occidental; es algo a tener en cuenta cuando vayamos a comer o a cenar, sobre todo en España, que tiende a retrasar sobre todo la última comida. Si pedimos “plato del día” nos llenará casi tanto como un menú por la abundancia de la ración, así que mejor no pedir varios platos de una sentada si no queremos salir rodando del restaurante. Y Lisboa es una ciudad repleta de cuestas, por lo que es conveniente acudir con calzado cómodo para conocerla. Aparte, por supusto, de que encontraremos menos gente y nos saldrá más barato si viajamos en temporada baja (inverno) que en la alta (verano).

En cuanto a los desplazamientos, si se tiene la intención de desplazarse mucho por la ciudad y visitar museos o monumentos, puede ser interesante adquirir una tarjeta Lisboa Card, que nos permite acceder gratuitamente a toda la red de transporte de la ciudad y cercanías, entrada gratuita a los principales espacios turísticos y descuentos en muchos otros. Se adquiere por Internet o en oficinas turísticas y cuesta 18,5 euros la de un día y 31,5 la de dos días de validez. Si no tenemos intención de movernos mucho o de visitar demasiados monumentos (una escapada romántica, por ejemplo), conviene igualmente adquirir una de las otras dos tarjetas turísticas -la 7 Colinas o la Viagem- y un abono turístico diario de metro y bus por 6 euros. Esto es así debido a que solamente los autobuses, tranvías y funiculares permiten que compremos un billete en efectivo a bordo; para todos los demás medios de transporte es preciso llevar con nosotros una tarjeta.

Primer día: casco histórico

Es muy difícil, pero no imposible, disfrutar de Lisboa en solo dos días. El primero se puede dedicar a conocer la parte histórica de la ciudad, bien contratando un tour a pie, bien tomando el tranvía 28, que nos llevará por los principales monumentos del centro histórico, para que nos detengamos donde queramos. Sale de la Praça do Martim Moniz (al norte de Baixa, barrio céntrico-histórico donde los haya) y al principio pasa por los distritos de Graça y Alfama. Pasa frente a o cerca de sitios tan importantes como el Panteón Nacional, la Catedral da Sé o el mirador de Santa Lucía.

Qué hacer un fin de semana en Lisboa: Plaza comercio

Uno de los puntos neurálgicos de Lisboa, y que por lo tanto no nos podemos perder, es la Plaza del Comercio, rodeada de restaurantes y tiendas de recuerdos. ¡Cuidado con los menús en varios idiomas! Son trampas para turistas. Más tarde, dese una vuelta por el oeste, por el barrio de Chiado, un distrito bohemio. Hasta allí puede llegar en el Elevador (de Santa Justa), muy atractivo por sí mismo. Allí menudean las tiendas y cafés de libros, en particular A Brasileira, con su estatua del celebérrimo escritor Fernando Pessoa.

Segundo día: excursiones

El segundo día se puede dedicar a conocer más en profundidad la capital (Santos, Benfica, las partes más modernas, los museos.…) o a visitar los alrededores, como indicamos a continuación. La primera parada será el pueblo de Sintra, al que se puede llegar fácilmente en autobús o en tren desde la estación de Oriente. Es un lugar que no puede pasarse por alto, nada más que a 20 kilómetros de la capital. La parte antigua del pueblo es Patrimonio de la Humanidad y es, además, un estupendo lugar para comer. Entre sus numerosos palacios destaca el de Pena, en el casco histórico (antigua residencia de verano de la familia real portuguesa) y el Nacional de Sintra, en el centro.

Aunque es posible pasarse el día entero en tan apacible pueblo, continuaremos la ruta en bus (también se puede alquilar un coche, y es más cómodo) hacia occidente, dejando atrás las villas de la Sierra de Sintra hasta llegar a la costa. Junto a la carretera hay un tranvía que conduce hasta la deseable playa das Maças, pero, atención: solo funciona en verano. Continuando el camino llegaremos hasta los espectaculares acantilados del Cabo da Roca, que ofrecen al turista una vista espectacular desde 140 metros de altura. Son, además, el punto más al Oeste de toda Europa continental.

A la vuelta hacia Lisboa, nos encontraremos la playa de guincho, los riscos de la Boca do Inferno y el precioso pueblo de Cascais, antes de pescadores y ahora de mansiones de ricos. Antes de llegar a la capital, deténganse en Estoril. Es también un lugar de tradicional retiro de gente pudiente, y durante casi 40 años (la dictadura de Franco), sede de la monarquía española en el exilio. Si vamos con dinero, merece la pena entrar en su exclusivo casino.

El tiempo que nos sobre podemos dedicarlo a visitar algún rincón nuevo, ir de tiendas o simplemente disfrutar del ambiente.

Que hacer un fin de semana en Lisboa por la noche

De copas por Lisboa

Para disfrutar de una noche relajada, nada como el Barrio Alto, la zona de bares por excelencia de Lisboa. Además, allí también es posible disfrutar de un espectáculo de fado en la Tasca do Chico mientras nos tomamos nuestra consumición, con cuidado de no entrar en una trampa para turistas. Cabe destacar que hay mucha tradición de salir a la calle con la copa y estar allí de tertulia; la cerveza es la bebida estrella. Existen incluso rutas organizadas para ir de bares.

El ambiente comienza antes de medianoche y se apaga hacia las cuatro de la mañana. Algunos de los sitios más recomendados son la misma Tasca do Chico o el Palpita-me en la Rua Diário de Noticias, seguidos del Clube da Esquina. Algo más lejos, en la cuesta del elevador de Bica, está el popular Bicaense.

Fin de fiesta

Una vez acabado el copeteo por el Barrio Alto, quedan muchas discotecas donde seguir con la fiesta. Por la zona de las Docas, en Alcántara (justo debajo del enorme Puente 25 de Abril, fecha de la Revolución de los Claveles) existe otra animada zona de bares y discotecas, para todos los gustos y estilos. No lejos está el célebre Budha Bar.

Por otro lado, en el barrio de Santos encontraremos algunos locales bastante conocidos. Políticos y famosos y famosos acuden a menudo a Kapital, una discoteca de etiqueta, poco asequible y en la que no se andan con miramientos a la entrada. Una opción menos pija y más entretenida es Plateau, justo al lado, que acumula grandes colas para acceder. Pero sin duda, entre las discotecas más populares destaca sobre todas Lux, enfrente de la estación de Santa Apolonia, propiedad del actor inglés John Malkovich. Avanzada la noche las colas para entrar se convierten en impresionantes. La parte positiva es la gran variedad de ambientes y músicas que ofrece en su interior, incluida una terraza desde la que se puede disfrutar del amanecer sobre el río Tajo.

Para volver al hotel o la estación de regreso, si aún no ha abierto el metro (lo hace a las seis y media de la mañana), no es mala idea pedir un taxi, relativamente barato y muy veloz si las calles están despejadas.

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