Este edificio, de estilo manuelino –llamado así por el rey portugués Manuel I-, comenzó a construirse en 1515 y se finalizó en 1519, bajo la batuta de Francisco de Arruda.

Su historia

Erigida a la vez como conmemoración y como fortaleza, también es conocida como Torre de Belén o de San Vicente, santo patrón de Lisboa. El complejo es uno de los más representativos de la grandeza alcanzada por Portugal en la Era de los Descubrimientos, cuando la Casa de Avis estaba en su apogeo. Ser gobernador de Belén, aunque no supusiera nada importante en términos militares, se convirtió en un cargo honorífico muy ambicionado.

El primer propósito de la torre fue ejercer de defensa de Lisboa, que se rindió a las tropas del Duque de Alba. Durante el período de dominación en el país de la Casa de Austria española (1580-1640) se convirtió, a la manera de la Torre de Londres, en cárcel para prisioneros políticos. Por esta época también se llevaron a cabo obras de ampliación para albergar más soldados. Recobrada la independencia de Portugal, se mantendrían las mazmorras como presidio para personalidades de Estado, que luego serían demolidas. A lo largo de los siglos se fueron añadiendo instalaciones, como el Fuerte del Buen Suceso.

Más tarde, la Torre pasó a ser un centro aduanero y un faro. La UNESCO le otorgó el tratamiento de Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1983. En la actualidad, además de visitas culturales, se celebran en ella, tanto en la terraza como en la planta baja, eventos como banquetes, recepciones, conferencias, actuaciones musicales y poéticas, presentaciones de libros, actos oficiales o exhibiciones. Está considerada como una de las “Siete Maravillas” de Portugal.

Fotos de la Torre de Belém

Cómo es la Torre de Belém

La Torre de Belém, de 30 metros de altura, se erige sobre la desembocadura del río Tajo. Está edificada con piedra basáltica y se compone de la torre propiamente dicha y un baluarte con terraplén. La cruz de la Orden de Cristo -los herederos portugueses de los legendarios Caballeros Templarios- es bien visible en los parapetos de la fortaleza, mientras que las torres vigías que la flanquean están coronadas con cúpulas estriadas de inspiración islámica. La torre conserva su diseño original, a pesar de los grandes cambios en los alrededores a causa de los vertidos y la acumulación de sedimentos del río Tajo. El área ajardinada de 130 hectáreas que rodea el monumento sirve como protección.

Según se penetra en la fortaleza, se observan 16 ventanas, cada una con su correspondiente cañón para la defensa. Asimismo, se pueden inspeccionar los huecos y fosos por los que se arrojaban a los prisioneros. La única manera de moverse por los cinco niveles dentro es subiendo por la minúscula escalera de caracol que existe, la cual se llena de turistas en los días de mayor afluencia. El primer piso sobre el baluarte es la Sala del Gobernador, que contiene el tanque donde se almacenaba el agua de lluvia. La segunda plantae es la Sala de los Reyes, con chimenea y un lujoso balcón de inspiración veneciana. La tercera es la Sala de Audiencias, la cuarta la Capilla y la quinta la terraza de la torre, que es también mirador.

Torre de Belém rinoceronte

Como curiosidad, en la fachada oeste de la fortaleza se halla la gárgola de un rinoceronte. Se trata de un recuerdo del primer ejemplar que llegó a Portugal de la India, en 1513, como un regalo del conquistador Alfonso de Albuquerque al monarca Manuel I, que lo había enviado a construir una fortaleza en un sultanato del Lejano Oriente. El desembarco del animal causó sensación en todo el país y buena parte del continente, donde no se veían rinocerontes desde hacía 300 años. El animal, muy querido y agasajado por el rey, tuvo un triste destino: falleció durante una travesía a Roma, donde iba a ser obsequiado al Papa.

Motivos para ir

La Torre de Belém, además de un conjunto arquitectónico admirable es una visita emocionante. Construida para celebrar la expedición del extraordinario marino portugués Vasco de Gama, rememora a quien allí va los gloriosos descubrimientos de lugares exóticos que hicieron despegar al mundo moderno y ensalzaron a la nación portuguesa. Es, además, un lugar muy apreciado por los visitantes, con 4,3 estrellas de cinco en casi 600 reseñas de Google.

Junto al edificio en sí, podemos disfrutar del jardín que lo rodea y de otros importantes monumentos que se encuentran cerca, como el Monasterio de los Jerónimos (el Escorial del país vecino, tumba de Fernando Pessoa), el Monumento a los Descubridores, el Centro Cultural de Belém, la fábrica de pasteles, el Museo de la Presidencia de la República, el planetario Calouste Gulbenkian, el Museo de la Colección Berardo, el Acuario Vasco de Gama o el Palacio de Ajuda.

Torre de Belém interior

Información práctica

La fortaleza, cuyo dueño es el Estado portugués, se encuentra junto a la costa de Belém –muy cerca ya del Océano Atlántico, a unos 6 kilómetros al oeste del centro de Lisboa, concretamente en la Avenida Brasilia, 1400-038. Para contactar con la administración, puede llamar al teléfono +351 21 362 0034. Podemos llegar allí en 20 minutos en tranvía (línea 15E Praça da Figueira – Algés, muy turístico y también mucho carterista), en autobús (líneas 27, 28, 29, 43, 49, 51 y 112 y la nocturna 1), en tren (en dirección a Cais do Sodré) o en barco por el Tajo.

El horario de apertura en temporada de invierno (de octubre a abril) es de 10:00 a 17:30 horas y de 10:00 a 18:30 horas en horario de verano (de mayo a septiembre), con una última admisión a las cinco. Cierra los lunes y algunos festivos (Año Nuevo, Domingo de Resurrección, 1 de mayo, 13 de junio y Día de Navidad).

La entrada, que se puede adquirir por anticipado a través de Internet, cuesta 5 euros (en combinación con la del Monasterio de los Jernónimos, 10, y 13 si añadimos el Palacio de Ajuda). Para los mayores de 65 años el precio es de 2,5 euros y para los portadores de Carné Joven de dos euros. Los menores de 14 años y quienes hayan adquirido el bono turístico no tendrán que abonar ninguna cantidad. Además, el acceso es gratuito para el público en general los domingos y festivos de apertura de 10:00 a 14:00, pero es recomendable madrugar si se quiere aprovechar esta circunstancia, pues se forman colas enormes. El monumento no dispone de acceso para personas con movilidad reducida más que en la parte inferior.

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