Cómo llegar a Lisboa y a los alrededores

Lisboa cuenta con una amplia red de transporte público: metro (cuatro líneas), tren de cercanías (otras cuatro), tranvía (cinco), autobuses y funiculares urbanos, también llamados ascensores, junto con un aeropuerto a solo siete kilómetros de la ciudad. Además, podemos sumar el transporte fluvial de una margen a otra del Tajo, los autobuses turísticos y los taxis.

En el área metropolitana de Lisboa tenemos tres empresas de autobuses que nos llevarán a las localidades un poco más alejadas si las queremos visitar. Transportes Sul do Tejo, desde la Plaza de España nos acercará a la otra orilla del Tajo: Almada, Costa de Caparica, Setúbal… Scott Urb opera en la costa del oeste, donde se encuentran pueblos tan conocidos y atractivos como Sintra, Cascais, Estoril, el Cabo de Roca (cuyo último servicio se suele llenar, con lo que conviene evitarlo) o Guincho, con la desventaja de que no conecta directamente con la capital. Por último, Mafrense se encarga de los autobuses que viajan a Mafra y Ericeira. Salen del intercambiador de Campo Grande.

Para llegar a Lisboa, o salir de ella, además de por aire (el aeropuerto de la ciudad cuenta con numerosas conexiones a precio razonable), la compañía de ferrocarril portuguesa de ferrocarril y Renfe ofrecen una línea Lisboa-Madrid, que continúa hasta Hendaya, con paradas en las estaciones de Santa Apolonia y Oriente. Alsa y Eurolines conectan la ciudad con Galicia, Castilla y León y Madrid, con salida y llegada a la estación central de Sete Ríos; AutoRes realiza un servicio Madrid-Badajoz-Lisboa con varias salidas diarias hasta la estación de Oriente.

La Lisboa Card, clave para estancias largas

Si va a estar un tiempo en Lisboa, le interesará comprar una Lisboa Card, un bono que sirve también para acceder a muchos monumentos y museos, o descuentos de hasta el cincuenta por ciento en ellos. Puede comprarse por Internet o en las distintas oficinas de turismo de la ciudad: la del Aeropuerto de Lisboa (horario de 07:00-00:00), el Palacio Foz en la Plaza de los Restauradores (09:00-20:00), el Lisboa Welcome Center en la Plaza del Comercio (09:00-20:00) o la Estación de Santa Apolonia. Se puede adquirir con una validez de un día, dos o tres, cada vez más barata: 18,5 euros, 31,50 euros y 39 euros respectivamente. Los niños de entre catorce y once años solo tendrán que pagar 11,5 euros, 17,5 y 20,5 por el mismo servicio, y dos niños menores de cinco años pueden viajar gratis con un adulto que tenga esta tarjeta.

Con la Lisboa Card podemos usar el transporte público de manera gratuita e ilimitada por todo el tiempo de validez que hayamos adquirido. Están incluidos el Metro de Lisboa, los autobuses, tranvías, funiculares y el Elevador de Santa Justa, así como las líneas de tren de cercanías de Lisboa a Sintra y Cascais.

Este abono está especialmente recomendado para estancias largas, de aquellos turistas que quieran desplazarse mucho por la ciudad y ver un gran número de museos y monumentos, que es cuando más dinero ahorrarán; no tanto si solo van a desplazarse con transporte público ocasionalmente. La Lisboa Card puede no resultar interesante para estudiantes, portadores de carné joven o mayores de 65 años, puesto que estos colectivos ya disfrutan de grandes descuentos en los lugares turísticos.

Transportes públicos en Lisboa: metro

Los otros abonos, a veces ventajosos, otras imprescindibles

Además de la Lisboa Card, existen otras dos tarjetas de cartulina con chip (no hay ya billetes físicos): la 7 Colinas y la Viva Viagem, que combinan los diversos tipos de billete turístico. Como en otras ciudades del mundo, compramos la recarga y luego solo tenemos que acercarlas a los puntos de cancelación para que se nos descuente el viaje que vayamos a hacer.

Algo fundamental para que debe saber el viajero es que las dos tarjetas (que valen para lo mismo) son totalmente necesarias en la mayoría de los medios de transporte de Lisboa. Únicamente los autobuses, tranvías y funiculares de la permiten comprar un billete en efectivo a bordo. Si vamos en metro, barco o de cercanías, es indispensable obtenerla con la carga de viajes necesaria. Las dos tarjetas se pueden adquirir en cualquier punto de venta de la Carris (la empresa de transporte urbano) o en las máquinas automáticas del metro, estaciones de tren o muelles de los barcos. El precio de cualquiera las dos es de 0,50 euros y se pueden recargar ilimitadamente. El billete diario turístico para el metro y autobús vale 6 euros, y es una opción muy recomendable si no vamos a entrar en ningún museo o monumento.

Por otro lado, existe un billete específico de Aerobús, pero no merece la pena obtenerlo a no ser que se vayan a hacer varios viajes hacia o desde el aeropuerto en el mismo día. Hay que tener presente asimismo que dos personas no pueden viajar en transporte público con la misma tarjeta 7 Colinas; es preciso que cada una tenga la suya. Lo mismo aplica para los abonos.

Metro y tren

No tendrá queja del metro lisboeta: funciona correctamente, está limpio, tiene un precio ajustado, comunica adecuadamente todo el centro moderno de la capital y es muy sencillo de entender. Tiene la desventaja de que no conecta con algunas zonas turísticas más antiguas (Alfama y Belém), pero sí es útil para ir de los barrios antiguos a los más nuevos, además de estar enganchado directamente al aeropuerto y las principales estaciones de tren. La mayor pega es la escasez de transbordos entre una y otra línea, aunque la reciente línea roja, que va de este a oeste, ha solucionado un poco el problema.

Tranvías y funiculares

En las zonas turísticas a las que no llega el metro ha quedado un reducto del pasado que es una de las estampas más típicas de Lisboa: el tranvía. La más popular –frecuentada por turistas y carteristas- es la línea 28, que pasa por las zonas más visitadas de la Baixa, Alfama y el Chiado. La segunda línea importante de las que quedan en Lisboa es la número 15, que discurre desde el centro histórico de la ciudad hasta Belém.

Además, otras de interés turístico son la línea 12, que circula por Alfama y la Baixa, la 18 entre Cais do Sodré y el Cementerio de Ajuda y la línea 25 entre Campo de Ourique y la Rua da Alfándega.

Transportes públicos en Lisboa funicular

Dentro de la red de Carris hay también tres pequeños funiculares –llamados ascensores en portugués- y el Elevador de Santa Justa, que asciende hasta la parte alta del centro y es un sitio interesante en sí mismo, para salvar las numerosas cuestas de Lisboa. En el centro de la ciudad hay tres ascensores, todos ellos declarados monumento nacional: el de Lavra, el de la Glória y el de la Bica.

Otros transportes

Al estar en la desembocadura del Tajo, en Lisboa es habitual usar el barco para cruzar entre las dos orillas del río, aunque hace poco se ha inaugurado el monumental Puente de Vasco de Gama. Aunque depende del destino, normalmente son baratos, y existen catamaranes (rápidos y sólo para personas)- o ferries (más lentos y que transportan coches).

Como el metro no llega a toda la ciudad, la red de autobús es un complemento necesario. Hay 77 rutas diurnas y 11 nocturnas –de las cuales hay dos los fines de semana y vísperas de festivos y son gratis. Las más interesantes son la 91, que sale de la Plaza del Comercio (el Aerobús); las 5, 22, 44, 45 y 83 (que también llevan al aeropuerto, pero haciendo más escalas); y las 25, 28, 44, 708, 750, 759, 782 y 794, que nos acercarán hasta el Parque das Naçoes pasando por la Estación de Oriente.

El taxi en Lisboa suele ser más barato que en las principales ciudades españolas, con lo que se convierte en un interesante medio de transporte tras las salidas nocturas. Los inconvenientes son la escasez de cambio de monedas habitual y las velocidades que pueden coger algunos conductores si están las calles despejadas.

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